Por: Luis González M - cortesía
del periódico información obrera (España) Maracaibo 10-12-2020
El 10 de noviembre el laboratorio americano
Pfizer y la compañía alemana BioNTech anunciaban en prensa los primeros
resultados de su vacuna, con una efectividad del 90%. El 18 de noviembre, el
laboratorio Moderna, también americano, anunciaba la suya, que tendría una
efectividad del 94%. Al día siguiente Pfizer y BioNTech corregían sus cifras,
diciendo que la efectividad de su vacuna es del 95%. El 23 de noviembre, el laboratorio
anglo-sueco AstraZeneca y la Universidad de Oxford anunciaban los primeros
resultados de su vacuna, con una efectividad entre el 70 y el 90% según la
dosis. Todos estos anuncios se hicieron mediante comunicados de prensa, y
ninguno se acompañaba de una publicación científica.
Al
mismo tiempo, las compañías compiten alegando las diferentes condiciones de
conservación de las vacunas a distribuir. La de Pfizer debe conservarse a 70º
bajo cero, la de Moderna a -20ºC, y la de AstraZeneca a dos o tres grados bajo
cero.
Se
trata de una competencia desenfrenada por un negocio que puede suponer, de
entrada, hasta 100.000 millones de dólares. No olvidemos que la vacuna de
Pfizer cuesta unos 30 euros, la de Moderna 21 euros, y la de AstraZeneca 6
euros. Cifras a multiplicar por miles de millones de presuntos vacunados.
La especulación en Bolsa con estas compañías
se ha disparado. BioNTech ha aumentado, en un año, su valor en bolsa de
US$4.600 millones a US$21.000 millones. Su valor de mercado actual es cuatro veces
el de la aerolínea alemana Lufthansa. las acciones de Pfizer subieron un 14,2%
en el pre-market de Nueva York, mientras que las acciones de BioNTech subieron
casi un 23% en Frankfurt. Las acciones de otras compañías que desarrollan
vacunas que están en la etapa final de prueba también subieron, Johnson &
Johnson subió un 4% en pre-market y Moderna subió un 7,4%, en tanto que
AstraZeneca, con una vacuna más barata y tal vez menos efectiva, cayó un 0,5%.
La
especulación no se limita a las vacunas. Gilead, ha ingresado 900 millones de
dólares en el tercer trimestre por ventas del antiviral remdesivir. Y, sin
embargo, un reciente estudio de la OMS concluye que el medicamento “no tiene
efectos significativos en la mortalidad o en otros importantes indicadores en
los pacientes, tales como la necesidad de ventilación mecánica o el tiempo de
mejora clínica”.
Qué
duda cabe de que una verdadera vacuna eficaz sería un gran paso adelante. Pero
su distribución debe basarse en verdaderos estudios científicos revisado por
expertos independientes. Tenemos la experiencia de la gripe A. Se anunció una
pandemia de una enfermedad gravísima, se gastaron millones de euros en vacunas
y en los antivirales Tamiflú y Relenza, y luego la enfermedad fue banal, y los
antivirales no se utilizaron.
Pero,
sobre todo, ¿puede consentir la Humanidad que unas compañías farmacéuticas
ganen cientos de miles de millones de dólares a costa de la pandemia? ¿No es
hora de poner por delante la necesaria expropiación de la investigación en
medicamentos y de las grandes farmacéuticas?
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