Por Julio
Turra- Maracaibo 22-10-2020
Hace poco más de un año, Evo Morales y
su vicepresidente Álvaro García Linera partieron de Bolivia hacia México (y
luego Argentina), por sugerencia del alto mando de las Fuerzas
Armadas. Evo acababa de ganar las elecciones por cuarto mandato
consecutivo y fue blanco de violentas manifestaciones de la clase media reaccionaria
y motines policiales, a los que dimitió para evitar un "baño de
sangre". Mientras tanto, las movilizaciones populares de indígenas y
trabajadores enfrentaron una brutal represión, en varias regiones del país, al
grito de “¡Evo no estás solo!”
Desde el "exilio", Evo y
Linera han seguido al frente de su partido MAS - Movimiento al Socialismo,
denunciando el papel de la OEA en el golpe de Estado que la senadora Jeanine
Añez puso en la presidencia interina, una abierta violación a la Constitución
emanada del primer período presidencial de Evo.
El gobierno de Añez, abiertamente
proimperialista y racista contra la mayoría indígena, fue apoyado por las
Fuerzas Armadas, los empresarios, la minoría de derecha y los sectores de
ultraderecha social y políticamente en el país. Este gobierno siguió
reprimiendo y atacando a las masas hasta que llegó la pandemia al país vecino.
Evo y Linera siempre han dado
instrucciones al MAS y su base de "esperar nuevas elecciones", cuya
fecha se ha pospuesto varias veces bajo el alegato de pandemia, aceptando la
prohibición de que los golpes de Estado sean candidatos. Una primera
candidatura planteada por el MAS, la de un joven dirigente cocalero de la
región del Chapare (bastión de Evo), fue rápidamente sustituida por la fórmula
Luis Arce y David Choqueuanca (ex canciller), ministros de Evo. La
trayectoria de Arce estuvo marcada por los acuerdos alcanzados con el
agronegocio de Santa Cruz y por un “crecimiento económico” que le valió elogios
del FMI.
El caso es que las masas populares y
sectores fundamentales de la clase obrera -a pesar de la posición inicial de la
COB (central obrera) de pedir al “compañero Evo” que dimita para evitar una
guerra civil, vencieron en las urnas y en primera vuelta (51% votos) Carlos
Mesa (centro derecha, 30%), Camacho (el “Bolsonaro boliviano” 14%), y eso es
exactamente con la retirada a favor de Mesa de otros dos candidatos de la
derecha oligárquica.
La victoria electoral del MAS y de Luis
Arce no se puede atribuir a una supuesta “táctica del genio Evo”, ni a las
teorías de García Linera sobre el “capitalismo andino” o “Estado
plurinacional”. Se debe principalmente a la resistencia de las masas
populares y trabajadoras de Bolivia contra el golpe de Estado desde sus
inicios, que continuó luego de que Evo y Linera abandonaron el país, incluso
durante el período pandémico. Hay que atribuirlo a los indígenas, a los
mineros, a los trabajadores que nunca aceptaron el golpe promovido por una
élite “blanca” odiada por su racismo anti-indígena (menos del 20% de la
población del país es “blanca”) y por privilegios económicos. que posee
(propiedad privada de minas y agroindustria exportadora), apoyada por las
Fuerzas Armadas, que históricamente siempre han estado involucradas en golpes
de Estado contra el pueblo,
En segundo lugar, pero también como
efecto de la resistencia de las masas al golpe, hubo una división de los
candidatos de derecha y de extrema derecha, cada uno de los cuales representaba
los intereses oligárquicos regionales, unidos solo por la sumisión al imperialismo
estadounidense. Cabe recordar que el imperialismo estadounidense también
se encuentra en una situación de crisis, con el gobierno de Trump al final de
su mandato y sacudido por la explosión social de “Las vidas de los negros
importan” en medio de la pandemia y en vísperas de las elecciones del 3 de
noviembre.
Todos los gobiernos de los países
vecinos de Sudamérica, excepto Bolsonaro, que no se pronunció, reconocieron el
resultado electoral en Bolivia. Incluso el Departamento de Estado de
Estados Unidos, que aprieta los dientes con Venezuela, reconoció el resultado y
dijo que estaba dispuesto a colaborar con el gobierno recién elegido.
Desde un punto de vista regional, vale
decir sudamericano, la reanudación del gobierno de Bolivia por el MAS vino a
sumarse al reciente triunfo del Frente Amplio en Montevideo, capital uruguaya,
dando aliento a la lucha de los pueblos por naciones libres del yugo
imperialista y soberano.
Queda por saber algo que solo el mayor
desarrollo de la situación en Bolivia puede responder: ¿qué hará el MAS con el
poder recuperado gracias a la resistencia de las masas bolivianas al
golpe? ¿Se castigará a los estafadores por sus delitos contra la
gente? ¿Quitarán las Fuerzas Armadas a sus líderes golpistas y se
reestructurarán para servir al pueblo? ¿Serán reemplazadas las ilusiones
del “capitalismo andino” por una política que atente contra los privilegios de
la clase dominante local y las posiciones del imperialismo en el país, a favor
de atender las demandas históricas del pueblo boliviano? Quien vive verá.
*Julio turra miembro
del Comité de Intercambio Internacional de trabajadores(CILE) del Acuerdo
Internacional de los Trabajadores y de los Pueblos (AIT)
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