Ahora, el combate por los derechos sociales y democráticos
Una importante movilización electoral (han votado más de millón
y medio de personas más que en 2016) ha permitido que los partidos que
representan electoralmente a los trabajadores y los pueblos obtengan resultados
que superan ampliamente la suma de las tres formaciones franquistas (a las que
sacan más de 2 millones de votos). El aumento de casi un 9% de participación
parece indicar que cientos de miles de trabajadores y trabajadoras que no
votaron en 2016 han acudido esta vez a las urnas para cerrar el paso a las
fuerzas cuyo programa se basaba en arrasar con buena parte de sus conquistas
sociales y democráticas. También se ha renovado la mayoría de izquierdas en las
Cortes valencianas.
Además, el conjunto de las derechas ha sido derrotado en
Galicia, en el País Vasco y, de manera espectacular, en Cataluña. La victoria
de los pueblos es parte fundamental de la victoria contra los franquistas.
Esta movilización electoral es continuación de la movilización
los trabajadores y los pensionistas en los últimos meses. Una movilización que
va a continuar, reforzada por los resultados de las urnas.
El voto al PSOE y a distintas fuerzas de izquierda ha dado una mayoría
más que suficiente en el Congreso para acabar con las políticas franquistas y
que se haga todo lo que el gobierno Sánchez ha dejado sin hacer. Y el Senado
está en manos del PSOE.Ya no hay pretextos de mayorías parlamentarias para
aprobar determinadas medidas.
La mayoría que se ha impuesto en las urnas exige un gobierno que
derogue las reformas laborales, la LOMCE, la Ley-Mordaza y el artículo 315.3
del Código Penal, que derogue las reformas de pensiones de 2011 y 2013 y
garantice la actualización de pensiones según el IPC y el actual sistema de
pensiones. Un gobierno que revierta todos los recortes en sanidad, enseñanza y
servicios sociales, e incluso habilite un presupuesto de urgencia que permita
que esos servicios esenciales se recuperen, y recuperar la inversión pública en
infraestructuras.
Hay una mayoría suficiente para impedir el enfrentamiento contra
y entre los pueblos que PP, C’s y Vox propugnaban, para que se deje de
enfrentar reivindicaciones sociales y reivindicaciones democráticas. Los trabajadores
y pueblos exigen un gobierno que garantice la convivencia entre los pueblos del
Estado dando solución democrática a la cuestión catalana, a la cuestión vasca
(incluyendo la situación de los presos vascos y el vergonzoso juicio a los
republicanos catalanes).
Hace falta que esta derrota de las fuerzas franquistas se
complete en las elecciones municipales y autonómicas del 26 de mayo.
Con Rivera, ¡no!
El voto debe ser respetado. Pero el capital financiero y el aparato de Estado franquista, una vez que han comprobado que los “suyos” no son mayoría, presionan para que el Partido Socialista y Pedro Sánchez den la espalda al mandato popular y formen un gobierno que respete las exigencias y “recomendaciones” de Bruselas y que se someta a las exigencias del poder judicial y del aparato de Estado franquista, incluído el enfrentamiento entre pueblos. Un gobierno que convirtiera en polvo y cenizas el resultado de las elecciones.
El importante aumento de votos y de escaños del PSOE no es un
voto de confianza tras los 10 meses de gobierno de Pedro Sánchez, que ha dejado
sin materializar buena parte de lo que la clase trabajadora y la juventud
esperaba tras la moción de censura. Se completa con los millones de
trabajadores y trabajadoras, de jóvenes, de mujeres, que -con más o menos
ilusiones- han dado su voto a las distintas fuerzas de la izquierda. Todos
ellos merecen que su esfuerzo no sea traicionado.
Los trabajadores no quieren que se mantengan las políticas
franquistas ni un acuerdo de gobierno con un sector de los franquistas
derrotados, algo que los militantes socialistas ya rechazaban en Ferraz al
conocer los resultados, gritando “¡con Rivera, no!”.
En lo inmediato, todo va
depender de la actitud de las organizaciones obreras y democráticas, de su
disposición a forjar la más amplia Alianza para combatir unidas por las
reivindicaciones sociales y democráticas, por el fin de los juicios políticos,
abriendo la vía a un profundo cambio político, a la Republica. Desde las
fábricas y centros de trabajo, los barrios, los centros de estudio, las
instancias sindicales hay que multiplicar las movilizaciones y los
pronunciamientos para exigir que se forme un gobierno que respete el mandato
popular y dé satisfacción a las reivindicaciones de los trabajadores, de la juventud
y de los pueblos.
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