Maracaibo 17-9-2018 Por Julia Cardozo / cortesía
de Supuesto Negado
El New York Times (NYT),
para algunos el periódico más influyente de los EE.UU. e incluso del mundo, ha
publicado de manera consecutiva dos textos (un artículo y una editorial) oponiéndose a una posible
intervención militar de EE.UU. en Venezuela.
Los artículos
han desconcertado y molestado en
particular a los dirigentes de la oposición venezolana quienes, ante la carencia de
seguidores que secunden sus propuestas golpistas ponen todas sus esperanzas en una intervención militar estadounidense para
derrocar al gobierno.
Ante la
postura del NYT muchos se preguntan el por qué de la postura del diario estadounidense y
hay algunos que incluso aseguran que la única respuesta posible al dilema es
que el presidente de la ANC, Diosdado Cabello, u otro dirigente chavista, haya
comprado el diario neoyorquino.
Sin embargo, más allá de lo jocoso que puedan resultar estas
especulaciones, no es
tan extraño ni desconcertante en la postura asumida por el NYT en
su editorial “Presidente Trump: no interfiera en Venezuela”.
En el tema
Venezuela, como también en el tema Cuba y otros de política externa e interna
estadounidense el periódico viene haciendo una fuerte oposición a Donald Trump,
y esto desde que se lanzó a la carrera por ocupar la Casa Blanca.
Prueba de ello es
una editorial anónima que el periódico se lanzó días antes de la relativa a
Venezuela y que se titulaba: “Soy parte de la resistencia dentro del gobierno
de Trump” en la cual un personaje anónimo que dice ser parte de la
administración de Trump lo crítica severamente.
Esta última
editorial sí tuvo un grandísimo impacto en la opinión pública gringa. Tanto así que la BBC de Londres se
atrevió a publicar un estudio especulativo en el que se asegura que su autor es nada menos que el
vicepresidente Mike Pence.
Volviendo a la editorial sobre Venezuela esta no parece ser más
que una jugada de los adversarios de
Trump a lo interno de los EE.UU. Dicho de otro modo, ella
pone de manifiesto las contradicciones y luchas internas en el país norteño.
Por otra
parte, la editorial,
así como el artículo que la precedió en la que se asegura que el gobierno de
los EE.UU. se había reunido con militares golpistas venezolanos, no debe tranquilizar a nadie.
Los tres
puntos claves de la misma son los siguientes:
Los EE.UU. no deben intervenir militarmente
en Venezuela porque sea injusto, todo lo contrario el gobierno de Venezuela es
presentado como uno inicuo y su líder como un dictador corrupto y
depravado. No debe hacerlo por una cuestión de conveniencia táctica y
estratégica.
La editorial afianza la postura del
intervencionismo, solo que no militar, sino diplomático y en particular
económico a través de las sanciones.
Tanto la editorial como el artículo anterior se constituyen en un mensaje claro para los conspiradores en Venezuela al respecto de la postura del
gobierno de los EE.UU. y de su oposición, ambos a favor de la salida
inmediata de Maduro.
Para aclarar
este último punto es importante señalar que en ambos textos se pronuncian, de forma más o menos implícita, a favor de un golpe de Estado en Venezuela. Lo que se cuestiona es la torpeza de la conducta de política de Trump,
cuyo gobierno, no debería salir en la fotografía.
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