
Por: prensa colectivo trabajo juventud Maracaibo 11-abril -2017
En Venezuela hay un proceso
de desestabilización en pleno desarrollo. ¿Desde cuándo? Desde hace más de 15
años, sin ninguna duda. Golpear a la democracia cuando ésta no conviene a los
intereses de los poderosos es algo que data desde la propia implementación de
las reglas democráticas, pero lo cierto es que en Venezuela, esta práctica se
ha repetido insistentemente desde que Hugo Chávez ganara las elecciones el 6 de
diciembre de 1998.
Hace 15 años,
específicamente el 11 de abril de 2002, la derecha venezolana desató una serie de
enfrentamientos para exigir la renuncia del Presidente Constitucional Hugo
Chávez, e ir en contra de los decretos dictados para el fortalecimiento del
pueblo.
Un sector de la cúpula
empresarial y comercial se reveló y comenzó a caldear las calles del país,
oponiéndose frontalmente contra un paquete de 49 leyes promulgadas mediante una
ley habilitante creada por el Presidente, entre las que se encontraban la Ley
de Tierras, que facilitaba la lucha en contra del latifundio, así como la Ley
de Hidrocarburos que permitía el ejercicio de la soberanía en la actividad
petrolera, entre otras.
Revisemos a grandes rasgos
los pasos dados por la derecha para ejecutar ese golpe por encargo: 1) En
diciembre del 2001 ya se anuncia la tentativa insurreccional. 2) La nómina
mayor de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) convoca a un paro no justificado porque
no reclamaban ninguna reivindicación laboral ni era apoyado por los sindicatos
petroleros. 3) La patronal Fedecámaras llama a un paro nacional para el día
martes 9 de abril. 4) La vieja mafia sindicalera de la CTV (que no representaba
ni al 17% de la fuerza laboral) se une al cierre patronal.
Fue un golpe de estado
esencialmente mediático. Los grandes medios de comunicación privados divulgaron
coordinadamente sus llamados en forma unánime y abrumadora, ejecutando,
premeditadamente, un golpe de Guerra de Cuarta Generación. Lo hicieron de
manera sistemática como si siguieran a un director de orquesta, paso a paso,
hasta anunciar como lo hizo El Nacional ese día 11 que la "Batalla final
será en Miraflores".
El 11-A hubo un golpe a la
esperanza del pueblo trabajado por varias horas, en las que se vería atacado
por Fedecámaras, CTV, medios de comunicación privados, trabajadores de
Petróleos de Venezuela (PDVSA), en coalición con la Coordinadora Democrática, así
como la jerarquía de la iglesia eclesiástica, que confabularon en el intento de
derrocamiento del Presidente Hugo Chávez
El
Gobierno bolivariano de Nicolás Maduro ha frustrado el cuarto intento de golpe de Estado
Esta vez, el intento de
golpe de Estado venía promovido por las corporaciones mediáticas, la coalición
opositora Mesa de Unidad Democrática, y articulado y puesto en marcha por el
Pentágono en alianza con la Organización de Estados Americanos (OEA). Ahora
utilizaron dos pretextos: primero, el choque de dos poderes representados por
el Tribunal Supremo de Justicia y la Asamblea Nacional; y segundo, el
otorgamiento de los contratos petroleros a la corporación estatal rusa Rosneft
en vez de las corporaciones norteamericanas.
Los tres intentos de golpe:
el primero, el juicio político contra el presidente legítimo de Venezuela,
Nicolás Maduro, se inició el 25 de octubre de 2016; el segundo, el acuerdo de
abandono del cargo por parte del presidente fue puesto en marcha el 9 de enero
de 2017; y el reciente golpe, la aplicación de la Carta Democrática de la OEA
contra Venezuela fue lanzada el 21 de marzo pasado. Todos fueron orquestados
por el Departamento de Defensa norteamericano, de acuerdo al plan 'Operación
Venezuela Freedom-2'. Este plan fue firmado por el jefe del Comando Sur, el
almirante Kurt W. Tidd, el 25 de febrero de 2016.
Mientras tanto, en el actual
período inicial de la fase 2, el Pentágono está coordinando "con los
factores políticos de la MUD una agenda común, que incluye un escenario abrupto
que puede combinar acciones callejeras guarimbas y la violencia armada".
Los opositores han sido instruidos en utilizar
como pretexto para desatar actos de violencia los artículos 333 al 350 de la
Constitución, que legitiman la rebelión. Todas estas acciones están
coordinándolas "el enlace en Venezuela Tenney Smith, de la Agencia de
Inteligencia Militar (DIA), y Rita Buck Rico, de la sección de asuntos
políticos.
El
chavismo ha mostrado su capacidad de movilización
El chavismo gana en mantener
la paz, evitar un enfrentamiento, un desborde mayor, esa sería una primera
afirmación. No es la primera vez que se logra y es estratégico, la violencia,
la confrontación, es el escenario que busca la derecha. A eso quiere llevar al
país. Para eso provocan, buscan el momento del choque, tienen una base social
que lo anhela, quiere una revancha que castigue en masa.
También en términos de
movilización el chavismo ha mostrado que su capacidad, aunque haya reducido,
sigue siendo grande. Su base social tiene las raíces históricas, es
eminentemente popular. Se nota en, los rostros, la alegría, la manera de ser
parte de una "revolución", del país de Chávez. El corte de clases es nítido. No
se han perdido las calles, se logró ocupar el espacio público varias veces en
las últimas semanas, en particular desde el ataque directo de la OEA,
agresiones que, se sabe, fortalecen la unidad chavista, el sentimiento
antiimperialista.
En términos de movilización
de las bases sociales la asimetría histórica se mantiene: el chavismo es más
fuerte. En la capacidad de resolución del conflicto en las altas esferas
también. Eso indicaría que la balanza se inclina a favor del gobierno. El problema
es medir la correlación de fuerzas en base a quienes se expresan de manera
directa en las calles. No es un secreto que una parte importante de la
población -¿la mayoría?- está desgastada, alejada, desilusionada por los dos
bloques en disputa. Se vio en estos días de denuncia del supuesto auto-Golpe:
reinó en las calles un llamativo silencio.
Este miércoles 12 de abril,
el pueblo trabajador se movilizar y se concentrará
una vez más en Puente Llaguno, sitio emblemático
de los hechos del El 11 de abril de
2002, cuando dirigentes de la derecha
desviaron una marcha convocada hasta Chuao, en el este de la ciudad, para
llevarla al Palacio de Miraflores, en el centro de Caracas, donde estaban
concentrados simpatizantes del chavismo. A la altura del Puente Llaguno se
desataron acciones violentas –con participación de francotiradores escondidos
en los edificios aledaños y efectivos de la Policía Metropolitana– que dejaron
19 muertos.
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