La
dictadura buscó desmantelar los derechos económicos, políticos y sociales con el Plan Laboral Piñera
Por: prensa C.T.J Maracaibo 12-9-2016
Los acontecimientos de “La Chile de Salvador Allende es un espejo
para la Venezuela de Chávez y para el pueblo trabajador, las similitudes de la guerra
económica y psicológica de la canalla mediática
que sufrió la nación y los trabajadores chileno, con los ataques que recibe en la
actualidad la nación venezolano, la derrota de la unidad popular fue la derrota de la clase trabajadora
chilena,
Hoy los trabajadores venezolanos
debemos vernos en ese espejo, y
acompañar a Nicolás madura porque defender a maduro es defendernos
nosotros mismo. tras la caída del gobierno de unidad popular, las ofensivas
contra las conquistas enfilaron sus baterías en el terreno laboral
La dictadura buscó
desmantelar los derechos económicos, políticos y sociales conquistados durante
años por los trabajadores, los sectores populares y las capas medias, en el
ámbito económico, se impulsó la desregulación y apertura a los mercados
extranjeros, la financierización económica, la privatización de empresas y
servicios públicos para reorganizar la estructura del país; en lo político, se
instaló el autoritarismo y se modificó la constitución, en el año 1980,
implementando entre otras cosas el sistema binominal y los senadores
designados, en lo social se promovió el individualismo, consumismo y el miedo;
en suma, un proyecto asociado al modelo neoliberal que modificó sustancialmente
la sociedad chilena.
Para lograr este objetivo,
era necesario además doblegar al movimiento sindical y los trabajadores,
modificando las relaciones laborales y la estructura productiva del país. No
solo se reprimió y persiguió a las organizaciones sindicales y sus dirigentes y
activistas. Además se inició un proceso de reestructuración y autoritarismo
para impedir su funcionamiento. La CUT y otros sindicatos fueron ilegalizados,
se expropió sus locales, también se prohibió, con el Bando Militar N° 36 el
derecho a huelga, la negociación colectiva, las elecciones sindicales y la
posibilidad de demandar reajustes salariales por tiempo indeterminada. Toda
reunión sindical debía ser avisada previamente y debía contar con un veedor
militar. Además, se crearon nuevas organizaciones afines a la dictadura, para
tratar de cooptar al movimiento sindical. Esta política cristalizó en el Plan
Laboral del año 1979, que impuso la lógica neoliberal en las relaciones
capital-trabajo.
El
Plan Laboral Piñera
El Plan Laboral, elaborado
por el Ministro de Trabajo José Piñera, marcó un hito en las relaciones entre
el capital y el trabajo, culminando un ciclo de fuertes ataques a los derechos
laborales. La dictadura se concentraba específicamente en desarticular al
movimiento sindical como fuerza política y social, atacando específicamente la
relación con los partidos y la política, promoviendo un sindicalismo
corporativo o gremial y tratando de atomizar la organización obrera. Según
anunciaba Piñera, el objetivo del Plan era claro “lo que se decide es si se les
entrega a los sindicalistas el poder para paralizar la economía y tomar como
rehén al país; lo que se decide es se decide es si los dirigentes sindicales
pueden llegar a tener en nuestra sociedad más poder que los parlamentarios”. En
lo laboral, se instalaba la idea de la productividad, atando los salarios a
este mecanismo, como también se proponía terminar con la “sindicalización
obligatoria… las negociaciones por rama y no por empresa, la huelga con
caracteres de chantaje al empresario”.
El Plan Laboral tuvo como
eje quebrantar la unidad sindical al posibilitar la existencia de múltiples
sindicatos en una misma empresa, estableciendo además la voluntad individual de
afiliación y del pago de la cuota sindical, asociando democracia e individuo a
la idea de libertad de elección para afiliarse a las organizaciones sindicales,
prohibiendo la existencia de sindicatos en los servicios públicos y empresas estratégicas.
Este ideario se relacionaba sin duda con el modelo neoliberal que se estaba
instalando, cuya concepción de libertad se basaba en un individuo aislado y
atomizado. Así, se restringió la negociación colectiva por rama, se anulaba en
la práctica el derecho a huelga, al posibilitar la contratación de
reemplazantes. También se alentaba la negociación individual, permitiendo que
los trabajadores pudieran pactar con la empresa por su cuenta, se propuso
además que los empresarios pudieran declarar el lock-out, como medida de
presión contra las demandas laborales.
En definitiva, este nuevo
plan laboral tenía por objetivo “eliminar al movimiento sindical en su
condición de agente socio-político nacional; a constreñirlo a un papel
negociador débil en el terreno económico-reivindicativo; y a dejar paso libre a
las ‘Leyes del Mercado’ en el plano de las Relaciones Laborales”, el empleador
tenía amplias libertades para despedir, negociar los salarios, horarios y demás
condiciones de trabajo.
De manera que el pueblo trabajador debe mirarse en este
espejo, de allí que la defensa de lottt como conquista de los trabajadores debe
ser un eje de unidad del sindicalismo venezolano
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