prensa colectivo& trabajo juventud - maracaibo 23 - 5- 2016
Tras Brasil, ¿Venezuela?
(Publicado en la Carta Semanal del partido
obrero socialista internacionalista- español - POSI)
Lo que sucede hoy en
Venezuela guarda una estrecha relación con lo que está pasando en Brasil. Son
dos aspectos de la contraofensiva imperialista para acabar con todos los
gobiernos que se escapan, aunque sea parcialmente, a su control. Y, en ese
sentido, la Monarquía española sólo juega un papel de servidor, subalterno pero
obligado, del imperialismo.
Una vez puesta en marcha la
operación de destitución de Dilma Roussef en Brasil –cuyo resultado final va a
depender de la movilización de la clase obrera brasileña y sus organizaciones,
el PT, la CUT, el MST…, así como de la lucha de clases mundial y del apoyo del
movimiento obrero de todo el mundo a los compañeros del Brasil. Sin olvidar
para nada ese combate clave,- las miras del imperialismo apuntan hacia el
gobierno Maduro en Venezuela. Y para ello cuentan con las actuaciones de los
agentes del capital financiero, con un reparto de papeles como el que hay entre
González y Zapatero y los artículos de sus voceros que también forman un coro con
distintas voces pero con la misma siniestra melodía golpista.
En el caso de Venezuela, los
medios de comunicación españoles y buena parte de los políticos que viven en
las instituciones se han implicado desde el primer momento en esa campaña, que
más parece un asunto de política interior.
De Felipe a Zapatero
Puede afirmarse sin error
que el capital español y sus defensores están implicados desde siempre en la
vida política venezolana. Rajoy y Aznar siempre han apoyado a la reacción en
Venezuela. Recordemos la posición oficial de Aznar en 2002, y cómo ahora Rajoy
apuesta sin tapujos por la reacción. Sin ir más lejos, acaba de conceder la
nacionalidad española a los parientes de los principales golpistas. Que así
actúen los representantes del aparato franquista es normal. Lo que para los
trabajadores es insoportable es que dirigentes que se reclaman del socialismo
puedan dar a apoyo a la reacción más negra
Recordemos el caso de Felipe
González. En 1989, el gobierno venezolano de Carlos Andrés Pérez puso en marcha
un plan de ajuste inspirado por el FMI, que incluía aumento de precios de
alimentos y otros productos de primera necesidad y de los servicios
públicos. El 26 de febrero de 1989 el
Ministerio de Energía y Minas anuncia el alza inmediata de un 30% de los
precios de la gasolina y el incremento de las tarifas del transporte público
urbano e interurbano también en un 30% para los 3 meses siguientes, después de
los cuales podrían aumentarse hasta el 100%. Esas primeras medidas son
respondidas por un levantamiento popular espontáneo conocido como el caracazo.
La brutal represión de ese movimiento por parte del ejército, que utilizó armas
de guerra, supuso más de 3.000 muertos. En aquel momento Felipe González,
presidente del gobierno español, no sólo no protestó, sino que anunció de
inmediato una ayuda de 600 millones de dólares al gobierno de Carlos Andrés
Pérez, para “ayudarle en críticos
momentos”, como señalaba una nota del diario El País del 2 de marzo de ese año.
¡Qué diferencia con los clamores de González en estos días contra la
“represión” en Venezuela!
En cuanto a la prensa
supuestamente “independiente” -no vamos a hablar de ABC, La Razón o El Mundo–
recordemos lo que decía El País con motivo del golpe militar contra Chávez de
Abril del 2002. Su Editorial del sábado 13 de abril decía lo siguiente: “Sólo
un golpe de Estado ha conseguido echar a Hugo Chávez del poder en Venezuela. La
situación había alcanzado tal grado de deterioro que este caudillo errático ha
recibido un empujón. El Ejército, espoleado por la calle, ha puesto fin al
sueño de una retórica revolución bolivariana encabezada por un ex golpista que
ganó legítimamente las elecciones para convertirse desde el poder en un
autócrata peligroso para su país y el resto del mundo (…) A la luz de los
hechos, hay que elogiar al menos la decisión de la cúpula militar de ceder el
poder a un civil, aunque resulte singular que el elegido sea el presidente de
la patronal”
ahora Zapatero está en
Venezuela para “mediar” entre la oposición golpista y el gobierno para que éste
acceda a abandonar el poder sin resistencia, mientras la “prensa libre”
española de todos los colores clama al unísono contra la “dictadura chavista”.
Sin duda alguna, el gobierno
Maduro tiene razón cuando acusa a los medios políticos y mediáticos españoles
de atacar Venezuela y preparar las condiciones de una eventual intervención
militar –interna o exterior- auspiciada por los EE.UU., como promulga el
“paramilitar” expresidente de Colombia Álvaro Uribe, que acaba de invitar a los
militares venezolanos a que “permitan que el pueblo derrumbe la tiranía y se
encuentre con su futuro democrático” para evitar –según el- la “necesidad de
una fuerza internacional, institucional y democrática que ayude en la tarea”.
Hacer frente a la agresión imperialista, sin condiciones
Nuestra posición en
Venezuela parte de la política de “frente único antiimperialista” elaborado por
la Internacional Comunista de Lenin y Trotsky en su IV Congreso.
Por tanto, no nos
identificamos con la política de Maduro, cuyos errores han facilitado el paso a
la reacción. En primer lugar la decisión de seguir pagando la deuda externa
contraída con el capital financiero, con
tasas de interés que van entre un mínimo de 5,25% hasta un máximo de 12,75% y
que hacen que, según declaró el propio Maduro en enero de este año, en 16
meses, Venezuela hubiera pagado 27.000 millones de dólares en capital e
intereses de la deuda externa. Quizás Maduro no puede, él solo, dejar de pagar
la deuda, pero tampoco ha buscado forjar un frente (como había apuntado Chávez
sin hacerlo) a escala continental para negarse a pagarla. También es cierto que
sigue dejando actuar a los vampiros capitalistas que organizan la penuria.
Pero, en todo caso, es a los
trabajadores y a la población venezolana a quienes corresponde juzgar su
política. De ningún modo podemos identificarnos con el imperialismo español y
sus agentes, disfrazados de “defensores del pueblo venezolano”, cunado son los
mismos que al servicio de la Monarquía defienden a la OTAN y sus operaciones
contra los pueblos. Al contrario, defendemos incondicionalmente el derecho del
pueblo de Venezuela a decidir de manera soberana su propio destino, sin
injerencias externas.
La “izquierda” mira para otro lado
En estos momentos de
ofensiva imperialista para derribar al gobierno Maduro, no por
“antidemocrático” -¿qué les importa a estos sinvergüenzas la democracia?- sino
porque se niega a someterse al 100% a los dictados del capital financiero y del
imperialismo USA, cuyo primer objetivo es apoderarse del petróleo de Venezuela,
primera fuente de riqueza del pueblo venezolano, dando unas migajas a sus
agentes internos para que se lo administren, hay que poner el dedo en la llaga
de la actitud de los dirigentes de la “izquierda” española. Pedro Sánchez apoya
directamente a los golpistas, siguiendo la estela de Felipe González.
En cuanto a los dirigentes
de Podemos, hasta ayer amigos de Chávez y Maduro, hoy se suman al coro de los
que “condenan” al gobierno venezolano, defendiendo incluso a asesinos confesos como
Leopoldo López. Estos “amigos” que abandonan en los momentos de dificultad,
alegando en privado justificaciones electoralistas, no merecen la confianza de
los trabajadores. Si a la primera presión de la prensa y del aparato de Estado
abandonan sus posiciones, ¿qué no harán si se sientan en el gobierno y tienen
que enfrentarse a la presión de esos medios, más la Unión Europea, más el FMI,
etc.?
Recordemos que cuando el PP
planteó en el Congreso una votación en contra de Venezuela y en apoyo a la
oposición organizada y financiada por los Estados Unidos, solo votaron en
contra IU, ERC y Bildu.
Comentarios
Publicar un comentario