la Polar es esto que ves aquí”. Una realidad de mucho para pocos
Por marco teruggi
“La Polar es esto que ves
aquí”, dice un trabajador, y señala un cartel con el oso de la empresa rodeado
de consignas pintadas con aerosol: “Salario justo”, “Contrato ya”, “Viva
Sintraterricentro”; y cerca de allí, contra el paredón de la planta, un grupo
de treinta trabajadores que visten camisa azul están comiendo pan con queso
alrededor de una mesa de plástico. “No es Miguel Cabrera tomando cerveza,
es esto”, y enseña un recibo de pago: 629,85 bolívares netos por una semana de
trabajo. Menos de lo que cuesta comprar una caja de cerveza en el mercado. Y
por esa agencia de distribución, la de Turmero, pasan unas 250 mil cajas de
cervezas por semana, como mínimo. Son seis las agencias en huelga. Todas
por el reconocimiento del nuevo sindicato y del contrato colectivo.
La huelga comenzó el 7 de
abril, por incumplimiento por parte de la empresa del auto de servicios
mínimos, declarado el 23 de marzo por la Inspectoría Nacional del Ministerio
del Trabajo. Auto fijado porque Empresas Polar se negaba a discutir el contrato
colectivo presentado por el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras
del Territorio Centro Llano Polar (Sintraterricentro), el nuevo sindicato
elegido en 21 agencias por 82% de los trabajadores el 15 de diciembre de 2014.
Tampoco reconocía, y así
lo sigue haciendo, la existencia del nuevo sindicato. Ofreció 40 mil bolívares
a los trabajadores para desafiliarse. Y ese 30 de diciembre declaró que el
contrato colectivo que refrendaba era el presentado por el sindicato que
llevaba 32 años defendiendo los intereses de la empresa en nombre de
trabajadores y trabajadoras.
No reconoció tampoco el
derecho a huelga. Mandó a trabajadores tercerizades y del sindicato empresarial
a confrontar; luego, a un centenar de motorizados de la construcción, que
llevaron a algunos dirigentes a la cárcel de Tocorón, para intimidarlos, presionarlos
hasta desistir. Después buscó el desgaste: prohibió el ingreso a los baños, al
comedor, quitó los cestaticket, negó el derecho al servicio funerario.
“Piensan que la dignidad
de uno tiene precio, que somos unos muertos de hambre, nosotros somos pueblo y
nos hemos mantenido aquí a punta de la pura verdad”. Ésas son algunas de las
cosas que cuentan Rafael Torrealba, Marco Bermúdez, Johan Nieves. Trabajadores,
delegados algunos, que están en su turno de huelga, el primero de los tres de
cada día, que se suceden de lunes a lunes sin descanso.
Reivindicaciones y mucho más
Son seis las agencias en
huelga. Todas por el reconocimiento del nuevo sindicato y del contrato
colectivo. Por los derechos de trabajadores y trabajadoras de una empresa que
maneja de forma casi monopólica los principales rubros de alimentación y bebida
en Venezuela.
La negación por parte de
Lorenzo Mendoza ha sido total. Hasta realizar despidos ante el crecimiento y
afiliación sindical. Así pasó, por ejemplo, en el estado Carabobo: 50 trabajadores
en la calle en noviembre, y 124 en marzo. Todos tercerizados de Ven-Logística,
una empresa perteneciente a la Polar, pero registrada bajo otra figura
jurídica, que al día siguiente de echar a los trabajadores cambió de nombre y
pasó a llamarse Inversiones y suministros 8207 C.A.
Sus trabajadores se
habían afiliado al sindicato. Pedían, y así lo siguen haciendo, ser parte de la
nómina de Polar para estar enmarcados dentro del contrato colectivo. No
trabajar más como fantasmas de lo que han denominado “centros de distribución
clandestinos”.
Estos centros
clandestinos han sido una estrategia para varios beneficios de la empresa:
evadir impuestos, quitarle derechos a los trabajadores, y tener capacidad de no
verse afectados inmediatamente por huelgas como la de Turmero, desviando los
productos hacia esas plantas de almacenamiento. Salirse del control del Estado,
de las leyes, enredar para confundir y lograr mayores beneficios a costos de
derechos laborales. Y más, para jugar en la guerra económica sin ser
descubiertos.
Eso lo saben los
trabajadores, quienes han visto cómo en los galpones de Inversiones MCLV –es
decir, Polar– en Palo Negro, estado Aragua, la empresa dejaba vencer toneladas
de alimentos a principios del año 2013. Y cómo al organizarse en sindicato y
denunciar la situación fueron atacados, y tres dirigentes sindicales fueron
presos. Entre ellos el secretario general, Nérvizon Castillo, durante siete
meses. Los demás, despedidos. Y saben también cómo la empresa logra desviar los
camiones –que ya no son azules, sino rojos– que no llegan a supermercados, sino
a redes de contrabando.
Porque existe un
rompecabezas Polar, un juego como un laberinto para desabastecer, bajar la
productividad discrecionalmente, subir los precios, inflar el bachaqueo. Algo
que quienes mejor conocen son los explotados por la empresa, y que están
organizados por ramas, desde hace poco en conjunto, a través de la Federación
Nacional Socialista de Trabajadores y Trabajadoras de Alimentos, Bebidas,
Similares Afines y Conexos de Venezuela, para unificar la lucha y lograr un
solo contrato colectivo.
Entonces, Mendoza se
niega a toda mejora, aunque con el dinero de la venta de una caja de cerveza
duplicaría el sueldo semanal de un trabajador o una trabajadora de Turmero.
Hacerlo sería ceder a lo que viene creciendo, la organización por planta, rama
y ahora unificada que se expande, y en Aragua ya toca las puertas de su planta
más preciada, la de San Joaquín, que abastece el 52% de cerveza en el mercado
nacional.
“Cuáles valores, cuál
familia, principios, si pasa el coleto con los trabajadores”, dice Torrealba.
“Ésta es la Polar”, insiste.
Golpear juntos
Son más de mil ante la
Asamblea Nacional, en Caracas. Trabajadoras y trabajadores de Polar Turmero,
San Joaquín, Barcelona, Zulia, Caracas; de ex Ven-Logística, ex Inversiones
MCLV; delegados de sindicatos nuevos, de la Federación; y también de General
Motors, Coca-Cola, Helados Efe. Todas y todos presentes el martes, a 42 días
del inicio de la huelga.
“Esto es una demostración
de fuerza y denuncia pública a Lorenzo Mendoza, autor de la guerra económica”,
es lo primero que se dice con megáfono. En el recinto exponen las situaciones
que vienen enfrentando. El no respeto por la incorporación de tercerizados
–habiéndose vencido el plazo del 30 de abril, dispuesto por la Ley Orgánica de
los Trabajadores y las Trabajadoras–, la realidad de cada día de quien, por
ejemplo, con siete años de antigüedad gana 629,85 bolívares netos por
semana.
Piden el Laudo Arbitral,
que el Ministerio para el Trabajo medie y defina la situación. Se suman a la
lucha seis agencias de Carabobo, cinco de Oriente, ocho de Caracas; y también
de Helados Efe, de Caracas, y de Pepsi-Cola, de Santa Lucía y Caracas, así
cuenta Johan Nieves. Si la empresa no acata los servicios mínimos de esas
plantas, la próxima semana toda irán a huelga solidaria.
La reacción de Polar es
predecible: un comunicado acusando a trabajadoras y trabajadores del sindicato
de violentos, de no ser representativos, y de que todos reciben “nuevos y
excelentes beneficios”. La empresa es la víctima, quienes luchan: culpables.
Mientras tanto siguen las agencias paralizadas, el pan con queso ante el
paredón pintado, los turnos en la noche, los aportes solidarios de la
comunidad, los apoyos de compañeros, alcaldes, diputados.
“La Polar es esto que ves
aquí”. Una realidad de mucho para pocos, enriqueciéndose a costa de millones, y
presentándose como solución para el país. Pero los trabajadores saben, y de a
poco unen la fuerza de la organización y la unidad a la razón. Y eso a Mendoza
le inquieta.
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