![]() |
Modesto Emilio Guerrero. Periodista venezolano radicado en Argentina. Autor del libro ¿Quién inventó a Chávez? |
Por: Modesto Emilio Guerrero | |
Tras la derrota de la aventurera insurreccional de
la agrupación derechista Voluntad Popular, dirigida por Leopoldo Lòpez, se
abren dos o tres perspectivas en Venezuela. Cada una de ellas, dependerá de
como se modifiquen, o se mantengan, las condiciones económicas, sociales,
política y emotivas que produjeron la asonada de febrero. La tendencia más
probable es la radicalización anti gubernamental, aunque por momentos amainen
las acciones, desparezcan algunos personajes como Leopoldo Lòpez y cambien
algunos métodos. Pero la incompatibilidad absoluta entre chavismo y anti
chavismo y gobierno bolivariano y Washington, no soporta resoluciones
intermedias.
La derecha deberá decidir si saca a sus masas a la
calle. En febrero no pudieron. La única marcha seria fue la del día 12. No
alcanza para voltear nada, menos a un gobierno con tanta raíz social y
militancia radical organizada como el del chavismo.
La segunda perspectiva nace y termina en
Washington. Qué hará o dejará de hacer el Departamento de Estado. Si acuerdan
en una sola táctica político-militar contra Miraflores, se acelerarán los
tiempos políticos de la derecha y del chavismo. Eso no está asegurado según las
actuales condiciones internacionales. Esta vez, los grupos económicos y
financieros más importantes del país se retrajeron. Fedecámaras, protagonista
en 2002 y 2003, no acompañaron a Voluntad Popular en su aventura.
Ramón Piñango, el académico derechista más
respetado entre ellos, retrató esa postura en un documento: “La agenda de López
no se corresponde con asuntos de política nacional” (…) “Las acciones de López
buscan desplazar el liderazgo de Capriles” (Barinotas.com, 15/02/2014). La
marcha de la MUD ayer sábado 21 en el este de Caracas, fue convocada bajo la
consigna de “Contra la violencia...”. Esta partición fáctica de la MUD es clave
para vislumbrar su capacidad futura contra el chavismo.
El tercer factor decisivo después de febrero, es el
gobierno y el chavismo como movimiento. De lo que hagan o dejen de hacer,
dependerá en términos decisivos, el curso de la gobernabilidad.
En las actuales condiciones Voluntad Popular y sus
seguidores se repliegarán por algunas semanas o meses, como en toda derrota.
Pero ya anunciaron que volverán entre abril y mayo. La pregunta es con qué
capacidad social y militar volverán. Esto, a su vez, dependerá de la señal de
Washington.
Estados Unidos y sus agencia internacionales de
control ideológico usarán la expulsión de la CNN de Venezuela y el apresamiento
de Leopoldo López para calentar la opinión pública hacia una “ucranización” de
Venezuela.
Para blindar la democracia bolivariana y su
gobierno constitucional, se ha convertido en urgente lo que antes de febrero
era un debate en las filas del chavismo. Sistematizar las medidas y políticas
de control y contención de los brotes filo-fascistas expresados en Voluntad
Popular, los paramilitares de Uribe y unos cuatro o cinco grupos de cultura
neonazi, para desmantelarlos desde el inicio y en sus raíces. Al mismo tiempo,
se impone como inmediato revolucionar el modelo rentista de control corporativo
centralizado que convirtió en improductiva la producción, en frágil el dólar y
ayudó a la oposición a colapsar la distribución. Y lo peor, alejó del gobierno
a capas del chavismo.
De como se desbrocen estas fuerzas en pugna y sus
tendencias sociales, surgirá la perspectiva más probable y el curso político
que defina el destino de la “revolución bolivariana”.
Un factor político nuevo es la Fuerzas Armadas
Bolivarianas. Aquí radica uno de los puntos de partida de los nuevos escenarios
venezolanos. ¿Lograrán convencer a un sector de ellas para que presione por una
salida negociada? Eso no está descartado. Dependerá del grado de presión y del
nivel que alcance la confrontación en las calles. En esa perspectiva, el mes de
mayo será clave, según el programa de acciones que la derecha ha expresado en
artículos y algunas declaraciones.
El atajo, es la consigna rectora. Simplemente,
ellos se han convencido que este es el año propicio para desbancar al gobierno.
Se basan, según sus principales intelectuales
(Alberto Franceshi entre otros) en estas razones reales:
a) existe un fuerte malestar en las filas del
chavismo (en la masa votante y en la vanguardia)
b) el desabastecimiento y el colapso que lograron
ellos en el sistema de distribución, además de la quiebra de la moneda con la
inflación y la devaluación cruda, dañó con dureza a sectores amplios de la
población, chavista y no chavista (el 10% de aumento salarial decretado por
Maduro, es bueno, pero muy insuficiente para compensar)
De las propias tropas de la derecha salió otro
escrito, con forma de documento, que dijo lo contrario, queriendo lo mismo
(echar al gobierno), pero con más racionalidad y conciencia general, advirtió
sobre los errores de ese presupuesto de creencias, más emocionales, que
políticas. Lo reproduzco del sitio venezolano Barinotas.com, del día 15 de
febrero. El autor es un respetado acadèmico opositor llamado Ramón Piñango, de
su Unidad de análisis de coyuntura, que funciona en la Universdad privada IESA.
1) El respaldo popular al
chavismo sigue siendo importante y mayoritario.
2) Las medidas anunciadas por el
presidente Maduro han dado señales para el pueblo que el gobierno está
actuando.
3) El gobierno ha logrado
posicionar la matriz de la responsabilidad del sector privado en la escasez y
especulación.
4) Los vínculos de López con
Álvaro Uribe y el paramilitarismo quiebra la relación con el gobierno de
Santos.
5) El respaldo de las FANB a la
Revolución es irrestricto.
6) La agenda del Plan “Salida” no
tiene ni tendrá respaldo popular, el pueblo de Venezuela por tradición cultural
aísla a los violentos.
7) Cualquier acción violenta
contra el gobierno unifica las fuerzas chavistas.
8) La agenda de López no se
corresponde con asuntos de política nacional.
9) Las acciones de López buscan
desplazar el liderazgo de Capriles.
Piñango es parte del sector opositor que busca
canales de negociación con un sector del gobierno, para tratar de pactar un
cogobierno, una repartición de poder sin estar en el gobierno, o lo menos
probable: una salida anticipada de Maduro que adelante las elecciones del 2018
al 2014 o 2015.
Es el mismo atajo por otra vía, modos y métodos. La
historia está llena de ejemplos de esto. Ucrania es apenas el caso más
reciente. Pero antes fueron Honduras y Paraguay. Son algunos escenarios de
prueba de lo que en teoría geopolítica contemporánea se llama “guerras de baja
intensidad”.
Yo no veo mucho margen de acción para un camino de
capitulación como ese. Ni el chavismo de base y los movimientos del llamado
poder popular lo soportaría (excepto si el gobierno decide derrotarlos
físicamente), Ni toda la oposición está unida detrás de esa opción. Quieren
todo, no una parte del poder. Se trata de petróleo concentrado, no de una
economía diversificada con muchos sectores de la burguesía.
En este punto nace uno de los dilemas más cruciales
del proceso revolucionario venezolano actual, después del 12 de febrero.
Veremos que combinaciones se componen en la
realidad próxima, de pocos meses, para advertir el desbrozamiento de esta
perspectiva compleja de “salidas”.
Comentarios
Publicar un comentario