Un control de cambio sin planificación ha contribuido
a la parálisis en la industria que demanda un encadenamiento productivo para
armar un carro
Por ..Héctor Lucena.-
Los
sindicatos del sector automotriz prenden sus señales ante la situación crítica
que vive este sector. Tanto
para el Gobierno como para los sindicatos el asunto es muy relevante, por las
implicaciones que conlleva la paralización del sector de las
ensambladoras.
El asunto
es importante para las empresas por razones de inversión y de mercado, pero téngase presente que el
grueso de la actividad de ensamblaje es realizado por las propias
transnacionales que lideran a nivel global, y Venezuela representa un productor
modesto. Los 71.753 vehículos ensamblados el año pasado representan menos de
0,1% de la producción mundial automotriz, de 84 millones de unidades -año 2012.
Todas las
plantas trabajaron el pasado año a menos de 50% de su capacidad productiva, el
nivel más bajo desde el 2003, luego de crisis política y prolongado paro
nacional. Toyota, General Motors, Ford, Chrysler y Mitsubishi son tanto líderes
a nivel nacional como global.
En el
país operan otros ensambladores, pero con menos pesó en ambos niveles.
La
industria de ensamblaje
Las
empresas importan de sus propias plantas dispersas en todo el mundo, los
componente para armar que llaman material CKD (complete knock-down). Un
vehículo automotor es la resultante de la integración unas diez mil piezas,
que lo hace ser el bien más complejo alrededor de la vida cotidiana en nuestras
sociedades.
La pura
conjunción o ensamble de todas ellas es una obra de coordinación y
organización, que agrega suficiente complejidad a los asuntos propios de
ingeniería de manufactura y materiales. La complejidad operativa de este sector
lo hace escenario de importantes innovaciones en materia de organización
del trabajo.
El siglo
XX empezó con el impacto de las innovaciones conocidas como producción en serie
y bien avanzado el siglo, emergieron las innovaciones denominadas toyotismo,
todas nacidas en plantas automotrices. Un control de cambio, en donde se
reconoce que ha funcionado y dirigido desde el gobierno sin planificación
-declaración de Rafael Ramírez-, ha contribuido a la presente parálisis en el
sector. Compárese con sectores menos complejos como los vinculados
al campo, afirman “El principal obstáculo para producir es la imposibilidad de
tener los insumos a tiempo” Antonio Pestana, Presidente Fedeagro (El
Mundo, 13-02-14 / Pag. 6).
El sector
automotriz demanda para armar un vehículo un complejo encadenamiento
productivo, ya que recibe piezas de múltiples sectores, como el
siderúrgico, metal mecánico, metalúrgico, químico, plástico, eléctrico,
electrónico, caucho, textiles, vidrio, cueros, baterías, por lo que tiene un
notable efecto multiplicador en generación de riqueza, empleos y actividad
económica en general.
Luego de
ensamblado el vehículo es objeto de la administración de las cadenas de
comercialización, financiamiento, de servicios de garantía y posventa, para más
adelante ser objeto del mercado de reposición de las piezas que se
desgastan y consumen. Entonces los empleos y actividad económica representa una
población laboral que los sindicatos automotrices han estimado
conservadoramente en ochenta mil empleos entre directos e indirectos (El Mundo,
14-02-14 / Pag. 12).
En lo
sindical
Recientemente
se constituyó la Federación de Trabajadores Automotrices, Autopartistas y
Actividades Conexas (Futaac), de esa manera llena un espacio de articulación
que había ocupado desde los años 70 hasta principios del presente siglo, la
Federación de Trabajadores del Metal (Fetrametal), pero que en los últimos años
buena parte de los sindicatos optaron por buscar otra alternativa de
representación federativa, que finalmente resulta ser la Futaac que agrupa
a todas las ensambladoras, salvo a las que han nacido bajo el actual gobierno,
resultante de acuerdos con capital chino e iraní -tres empresas-, donde
predomina una política anti sindical.
La Futaac
tiene en sus manos una exigente responsabilidad, como es la de dar repuesta a
unas políticas laborales estatales que han ignorado por muchos años a los
trabajadores, y que en el presente tienen a este sector productivo en
situación de parálisis general, con consecuencias directas en las
condiciones de trabajo, laboriosamente conquistadas a lo largo de décadas de
acción sindical.
Más grave
aún los riesgos de reducción de la plantilla y hasta de cierre de plantas, con
la pérdida de empleos directos e indirectos que ello representa. Veamos
planteamientos de la Futaac, aludiendo y condenando algunos elementos de las
políticas estatales automotrices: “rechazamos y de manera muy categórica,
que en el mismo decreto 625 se permita la libre importación de vehículos; la
apertura de más de 57.000 solicitudes de importación de vehículos, significan
casi 80% de lo que se produjo en el año 2013.
Esto es
más bien, promoción a la fuga de divisas y entra en contradicción con la
“Venezuela Productiva” y hasta da para creer que se impulsa desde intereses
ajenos al desarrollo industrial de la patria. Ponemos como ejemplo a la
empresa Civetchi, cuyas ventas totales fueron 8.831 unidades y solo 3% se
produjo en la planta de Valencia, el resto fue importación. No está de más
recordar que estas las produjeron con condiciones de trabajo precarias y en
arremetida en contra de sus trabajadores.”
(http://www.aporrea.org/trabajadores/n244682.html )
Sobre los
controversiales cupos de vehículos del lado sindical, señala el presidente de
la Futaac, Christian Pereira, que la asignación para el personal en las
automotrices no es la causa del problema del incremento de los precios ya que
esta cantidad “no representa ni 10% de la producción nacional anual y que este
beneficio no es la causa de los altos precios de los autos en la actualidad.
Son las empresas y los concesionarios que manejan 90% de la producción los que
especulan… Hoy nuestra principal exigencia es que nos escuchen. Señalan que la
política automotriz oficial violenta cláusulas de la convención colectiva,
amenaza la producción, pone en riesgo nuestros puestos de trabajo, en fin, va
por el camino incorrecto. Los trabajadores automotrices, con democracia, con
amplitud, y con mucha combatividad, saldremos a defender nuestros derechos en
cualquier escenario.”, dijo.
De
todos modos un porcentaje de la producción cercano a 10%, solo para el
personal de las ensambladoras, con los actuales, muy disminuidos, niveles
de producción, tan alejados de las exigencias de los consumidores, resulta
un problema.
Política
automotriz
En el
comunicado de Futaac se menciona el programa gubernamental Venezuela
Productiva, que nació en junio 2013, que invita a adquirir vehículos con
financiamiento y subsidio estatal, y en apenas pocas semanas logro que se
registraran 350 mil personas. A la fecha ha favorecido a más de seis mil
personas con la adquisición de vehículos. Hay que señalar que éstos
proceden de plantas de reciente creación, empresas de capital estatal y por
otra lado venezolano privado, chino e iraní, que realizan un proceso que
llaman semiensamblaje, que implica menor integración de partes nacionales,
teniendo obviamente menos impactos en la cadena de autopartistas nacionales.
Los
planteamientos de Futaac son importantes y críticos en torno al problema
del sector, aunque nos parece una reacción tardía por la magnitud que ya ha
alcanzado el problema, y la dilatada expansión de políticas mal fundadas y peor
elaboradas para referirse a un sector complejo. Se considera que
posiblemente por la necesidad de articular un mecanismo de acción sindical
sectorial, que es mucho más efectivo que la pura reacción de los sindicatos
de empresa cada uno por su lado, se ha dejado para el presente reaccionar
abiertamente, reclamando un dialogo que no ha existido en este sector, y en la
generalidad de la activadas productiva.
La
política de control cambiaría tiene efectos muy directos en este sector por la
complejidad del encadenamiento productivo. La inexistencia de un mecanismo
oportuno para la entrega de divisas, los retrasos en la emisión de permisos
para importar el material de ensamblaje y los conflictos laborales, son algunos
de los factores que explican el deterioro.
A
estas alturas, las cuatro principales empresas del sector presentan un estado
complicado: Toyota parada la planta desde el 13 de febrero. La empresa afirma
que los salarios serán garantizados por dos semanas, y ya venció la primera;
Ford plantea para prolongar el limitado inventario de materiales, no hay
insumos para operar normalmente, trabajar solo de lunes a miércoles sin
afectar el salario de los trabajadores. La reacción sindical fue adversa, ya
que discuten convenio colectivo y lo interpretan como maniobra de la empresa;
General Motors tuvo vacaciones colectivas, y al retorno a mitad de enero, pidió
al personal operativo que regresara a sus casas, pagándoles su salario.
Prevé ensamblar 1500 vehículos con el material que dispone, en sus buenos
tiempos es la producción de una semana. Además GM ha anunciado desde
Detroit, su preocupación por las pérdidas de la filial en Venezuela de $162
millones como consecuencia de la devaluación. Chrysler no tienen licencia
de importación, solo hay material para 130 unidades, representa la producción
de 3 días; para el resto del trimestre no hay material.
No
obstante este cuadro, la dirigencia que se asume como socialista, denuncian que
los empresarios “conspiran con la escasez y el desabastecimiento, en un
evidente golpe económico silencioso”, dijo Wills Rangel, presidente de la
Confederación sindical socialista. (El Mundo 14-02-14). Otros advierten que
se trata más bien que la política automotriz adoptada son medidas
económicas que favorecen. “La burguesía parasitaria importadora, que han sido
los más favorecidos económicamente en estos 15 años de revolución”, dijo a
Pacheco de la Futaac el 29 de enero de este año. “Los trabajadores se
manifiestan. Pronunciamiento sobre la actual situación del sector Automotriz”.
El sector
automotriz experimenta un declive desde el 2008, algunas regulaciones
teóricamente apuntaron al fortalecimiento de la producción nacional, pero
otras favorecieron el surgimiento de una suerte de maquilas como es el
semiensamblaje, y aun más grave la masificación de la importación, y al lado de
ello el trabajo precarizado, con obstáculos para la actividad sindical.
Experto
en temas sociales y sindicales. Profesor de la Universidad de Carabobo
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