Por Carlos
carcione
Manifestaciones y contramanifestaciones. Asesinatos
y heridos en las calles de las grandes ciudades. La detención de uno de los
líderes de las “protestas”. Un espiral de violencia creciente en los estados
fronterizos con Colombia, en especial Táchira. Una campaña internacional de
desinformación que se refleja en todos los grandes medios internacionales.
Señales de desorientación aguda en el alto gobierno. Malestar en el pueblo
chavista por una situación de desabastecimiento e inflación que empeora día a
día. Lucha en defensa de una gran variedad de conquistas obtenidas durante los
últimos quince años. Y hoy amenazadas por el despliegue de un proceso de
contrarreformas. Una campaña gubernamental de llamado a la “Paz” al menos
extemporánea y fallida. El sostenimiento de un rumbo equivocado al buscar un
interlocutor en la burguesía para la conciliación, en lugar de buscar la
participación democrática del pueblo que vive de su trabajo hacia medidas
anticapitalistas. Son los síntomas salientes de que en las semanas o meses
próximos se decidirá, con un fuerte peso de acciones de calle, el futuro
inmediato de lo que el mundo conoce como Proceso Bolivariano.
La disputa por el control del país en el centro de
la escena
El período abierto con las manifestaciones y los
hechos de violencia que se desarrollan desde el 12 de febrero, son la puesta en
marcha de un plan integral de recuperación del país por parte de la derecha pro
imperialista venezolana. Fracasado el objetivo de desatarlo con la forma de
“plebiscito” en diciembre pasado, por el contundente resultado electoral
favorable al chavismo, encontró su momento oportuno al recular el gobierno en
las medidas económicas que le dieron aquel triunfo electoral, aplicando un duro
ajuste devaluatorio.
No se trata sólo de la presencia de un sector
violento y fascistoide de la burguesía local con fuertes conexiones con el
uribismo y los sectores extremos de la derecha gringa, cuya cara visible serian
el ayer detenido Leopoldo López y María Corina Machado, que lo es. Se trata de
una operación en tijeras, acordada o no, pero simultanea, donde a las acciones
violentas, fascistas, se le debe sumar, el anestésico llamado a las formas
pacíficas para una salida “constitucional” del gobierno de Nicolás Maduro,
impulsado desde el departamento de Estado, la iglesia venezolana y los
supuestos políticos democráticos de la derecha del país. Argumento este último
que lamentablemente se alienta también desde el gobierno.
Lo que estamos presenciando es la disputa abierta
por el control del país y la renta petrolera, que toda la oposición de derecha
cree poder recuperar sobre la base de la debilidad política generada por el
fallecimiento del Comandante Chávez y la “ingenuidad” de la política conciliadora
del gobierno.
Movilizar al pueblo trabajador en defensa de las
conquistas del Proceso y por medidas anticapitalistas
La amenaza al gobierno del presidente Nicolás
Maduro es, sobre todo, la búsqueda de desmontar radicalmente las conquistas
sociales, económicas y políticas del Proceso Bolivariano. Por eso es que el
primer paso de una respuesta contundente a la ofensiva de la derecha es desatar
la movilización del pueblo que vive de su trabajo en la defensa de esas
conquistas.
Hay que impulsar y alentar la lucha de los que
defienden la recuperación del poder adquisitivo del salario. Los que defienden
los puestos de trabajo. Defender y hacer aplicar las conquistas de la LOTTT,
reimpulsar el funcionamiento de las Misiones apelando al control y la decisión
del pueblo trabajador.
Apoyarse en la movilización masiva de la población
para aplicar medidas de freno al desquicio económico capitalista como el
Monopolio del Comercio Exterior, la nacionalización de la Banca y el control
central de todos los fondos del Estado Venezolano en el Exterior.
El pueblo que vive de su trabajo debe sentir que se
retoma el camino de las medidas de noviembre pasado. La intervención de los
comercios que venden a precios usurarios, las sanciones a los empresarios que
acaparaban, especulan o concentran el contrabando de extracción. La instalación
de mercados populares en todas las ciudades donde se consigan los productos
básicos.
Sólo activando esta movilización popular desde las
bases se podrá detener la ofensiva de la derecha. Llamamos a todos los
movimientos, sindicatos y organizaciones del pueblo que vive de su trabajo a
impulsar la movilización autónoma para defender nuestras conquistas y exigir
medidas anticapitalistas.
Desarrollar la democracia para el pueblo
bolivariano
Pero la acción revolucionaria del pueblo chavista
no puede llevarse a la práctica sin desplegar una gran participación
democrática. La confusión instalada en el chavismo por las oscilaciones del
gobierno en el rumbo económico, solo se resuelve con su participación directa
en las decisiones fundamentales.
El respeto al debate crítico en nuestras filas. No
poner obstáculos administrativos para el desarrollo de las movilizaciones de
los trabajadores revolucionarios. El apoyo al trabajo de nuestros medios comunitarios
y alternativos para informar acertadamente a nuestro pueblo. La apertura de los
medios públicos a los que denuncian, reclaman y hacen propuestas de solución a
los problemas que vivimos. Son la clave para desarrollar la movilización y
frenar a la derecha. La tentación burocrática del ordeno y mando es el peligro
más serio en estos momentos.
La gravedad de la crisis actual puede ser resuelta
de la manera en que triunfamos contra el golpe de abril y el sabotaje
petrolero, activando decisivamente al poder constituyente, al pueblo
bolivariano. La búsqueda de la conciliación con sectores supuestamente
“democráticos” de la derecha pro imperialista local nos lleva a perder el
Proceso. Es un momento histórico para este proyecto de emancipación. La hora de
verdad ha llegado.
Carlos Carcione -
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