por: C.T.J maracaibo 25-7-2017
A pocos días de la realización de las elecciones de la
Asamblea Nacional Constituyente, a la derecha opositora venezolana se le acorta
el tiempo, para lograr cumplir con el
objetivo de sacar “de golpe” a Nicolás Maduro del gobierno.
El fracaso político de
la desacreditada “consulta popular o plebiscito” organizada por la derecha
venezolana el pasado 16 de julio, la cual presento una participación mucho mas
baja de la esperada por la Derecha nacional e internacional, los resultados
publicados tampoco gozan de credibilidad por probarse ciertas irregularidades
en dicho proceso (una persona votando varias veces, menores de edad, personas
no inscritas en el registro electoral, quema inmediata de las papeletas, entre
otros), lo cual ha forzado el inmediato paso al frente en el ataque de sus patrones
imperialistas, Estados Unidos y la Unión Europea. Esto como respuesta a la
masiva participación del pueblo trabajador en el simulacro de votación para la
Asamblea Constituyente, ya que arrinconó la consulta fraudulenta de la
oposición, entrapándolos en un callejón sin salida. Sin lugar a dudas, los resultados del pasado
domingo han acelerado y arreciado al fascismo en la ejecución de sus planes
terroristas y violentos.
Los
nudos del golpe reaccionario en Venezuela
Los Estados Unidos ha
asumido la responsabilidad de la ofensiva de manera pública, en conjunto con
gobiernos aliados y subordinados que amplifican y sostienen su posición sobre
Venezuela. El mensaje ha sido claro: van
a avanzar con sanciones económicas, el objetivo es apretar más, es decir, hacer
chillar la economía venezolana. Así lo ha dejado claro en diferentes
declaraciones el Presidente Donald Trump.
Y para ello han
recurrido a diversos mecanismos de presión,
En lo económico: con los intentos de bloquear
las líneas de importación de comida destinada a los Comités Locales de
Abastecimiento y Producción, la cual es una herramienta implementada por el
gobierno para lograr que las familias accedan a los alimentos básicos, a
precios justos. Como también, la presión económica internacional y la
participación de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y
Producción de Venezuela -la gran burguesía-, en conjunto con la quema de
depósitos de comida e insumos médicos y de camiones de transporte de alimentos.
En el ámbito político: la oposición venezolana en
este momento avanza en el intento de instalar un gobierno paralelo; y para ello
la Asamblea Nacional ha juramentado a sus propios magistrados para el Tribunal
Supremo de Justicia (todos ellos con un perfil público de oposición al
gobierno) y la Mesa de Unidad
Democrática anunció que elegirán al presidente del “gobierno de unidad” a través
de elecciones primarias; inclusive ya presentaron los puntos de su nuevo
gobierno.
Y para consolidar dicho
“gobierno de unidad nacional”, se están apoyando en hechos altamente violentos
como el atroz acto de incendiar personas, cortar por completo el acceso a zonas
opositoras, realizar incursiones en zonas populares con grupos de choques,
asediar instituciones públicas, hospitales, canales de televisión -como VTV,
emisoras de radio y de televisión comunitarias-, mediante la utilización de morteros, molotov, ataque
con armas largas, como fusiles R15 a plena luz del día en varios lugares. Por
lo tanto, disparan con armas de fuego sobre fuerzas de seguridad del Estado y
cuarteles, todo ello con el continuo llamado a oficiales militares para que se
“levanten contra el gobierno”, también han recurrido a amedrentar y asesinar
chavistas (o quienes lo parezcan por su color de piel o la ropa que usen), asimismo
han logrado cortar los sistemas de distribución de alimentos y medicamentos en
varias ciudades.
Otro ámbito ampliamente
utilizado en este ataque ha sido el comunicacional;
ante la comunidad extranjera han legitimado toda la violencia desplegada, la
presentan como justa, heroica y necesaria; donde se desconoce directamente la
existencia del chavismo. El domingo fue una muestra clara de eso: no existió
mediáticamente el simulacro electoral realizado por el gobierno de cara a las
elecciones del 30 de julio. Simplemente no apareció, en particular a nivel
internacional, solo tuvo lugar un
plebiscito ilegal, evidentemente manipulado, inclusive con la utilización de
imágenes pertenecientes al simulacro siendo atribuidas al plebiscito, con
titulares como: “Chavistas dicen no a la Constituyente”, distorsionando
totalmente el contexto en el cual fueron tomadas.
Ahora bien, si es
cierto que se han sumado a sus filas algunos que se denominan chavistas, como
el diplomático Isaías Medina, que pasa a reforzar la no tan larga lista de los
que se dieron vuelco, los principales son: la Fiscal General de la República Luisa
Ortega Díaz y el ex Ministro Miguel Rodríguez Torres; que cuentan además con el apoyo de
sectores dentro del Cuerpo de Investigación Científicas, Penales y
Criminalísticas (CICPC), que trabajan para someter a sectores organizados del
chavismo, y grupos de izquierda “anti capitalistas”. Estos sujetos a su vez coinciden
con la postura política de la derecha de pedir la suspensión de la convocatoria
a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).
Cabe resaltar, que así como
el gobierno ha perdido base de apoyo en sectores populares –como algunos trabajadores
por la grave crisis económica- , también
es cierto que su fuerza todavía es muy importante. Y esto se evidenció el
pasado domingo; hecho que sorprendió a algunos sectores por la cantidad de votantes
que acudió al simulacro para las elecciones de la Constituyente.
Todo indica que la ANC
según los últimos sondeos de opinión será una enorme victoria política del chavismo,
aunque así no lo reconozcan la canalla mediática. No ha de extrañar, que hicieran
caso omiso del extraordinario éxito del simulacro comicial convocado por el
Consejo Nacional Electoral (CNE) donde el chavismo dio pruebas una vez más de
su resistencia y lo combativos que son para defender su conquistas, aunado al
deseo de paz que comparten con sectores no partidistas del pueblo trabajador
venezolano.
Aquí no se trata de
pensar que lo sucedido el domingo es inamovible. El objetivo inmediato para el
chavismo es llegar al 30, legitimar la Asamblea Nacional Constituyente con un
alto porcentaje de participación -lo contrario agravaría el escenario-, evitar
que se abran espacios de más violencia, así como ataques militares opositores, que la
sociedad no caiga en el plan de la Derecha del enfrentamiento que busca una
guerra civil de baja intensidad. Nos encontramos en un escenario complejo donde
es necesaria la unidad, organización y movilización de los trabajadores, del pueblo en general.
Otra muy importante razón
para votar el domingo, es responder a las amenazas del Presidente de EEUU, que
ha tenido la osadía de exigir la suspensión de estas elecciones, y organizaciones
como la Unión Europea, Mercosur, y los gobiernos de algunos países
latinoamericanos que por sus políticas sumisas respecto a las iniciativas
estadounidenses, se han sumado a esa insolente e injerencista demanda.
Finalmente, en este
marco el Colectivo Trabajo- Juventud participa
apoyando a los 79 candidatos de trabajadores
presentados en lista por la Central Socialista Bolivariana de Trabajadores (CSBT) donde participa el trabajador Raúl Ordoñez, Presidente de la Federación de Trabajadores Hidrológicos,
militante del Colectivo Trabajo & Juventud, convocante de la 9° conferencia mundial abierta, del acuerdo
internacional de los trabajadores y de los pueblos (AIT)
Por nuestra parte, estamos llamando a todos los trabajadores, a
sus organizaciones sindicales,
federaciones, centrales sindicales ,
frente de trabajadores, delegados de prevención y a todas las corrientes sindicales a movilizarnos de manera unitaria al
lado del poder popular, para juntos luchar por
una Constituyente que defienda la Soberanía de la Nación, que amplié los
mecanismos de democracia directa, así
como que consolidar y blindar los
derechos laborales y sociales del pueblo trabajador. Desde ya llamamos a
votar el 30 de julio, para demostrarle
al Imperio y sus cipayos, nuestra férrea voluntad de defender Nuestra Patria. Y dejarles claro, ¡Venezuela no es el patio
trasero de nadie, es una Nación libre y soberana!
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