Por: Neftalí Reyes
Tremenda lección le dio el
Kirchnerismo y las supuestas fuerzas progresistas del país sureño, a los
pueblos de América con los resultados de ayer, en las elecciones presidenciales
en esa nación. Una muestra patética de como una dirigencia malbarata el apoyo
popular por una serie de errores imperdonables.
Y es que dichos resultados
no es más que el resultado del gravísimo desgaste que acogota a las dirigencias
de los países que han tenido alguna posición antagónica frente a los mezquinos
intereses de los EEUU, desgaste que ha sido exacerbado no solo por una poderosa
ofensiva del imperialismo a través de sus filiales políticas en Latinoamérica,
y alentado por una serie de medidas tomadas por quienes ejercen la vanguardia
en estos países, especialmente en el terreno económico.
La derrota de Scioli, (un
candidato que a decir verdad, no se diferenciaba mucho de Macri, no tanto en su
estilo, sino en sus auténticas preferencias políticas), sirve para tomar nota
de lo que puede suceder en Bolivia, Ecuador, Brasil, Nicaragua y por supuesto
Venezuela, donde los asalariados al servicio de la casa Blanca que
desgraciadamente tenemos como oposición, tomen como bandera la victoria del
Capriles argentino como una bandera propia en un intento por demostrar que “sí
se puede”…….
Lo que le pasó al
Kirchnerismo en la Argentina es similar a lo que le sucede aquí a los hijos de Chávez
que están a cargo del gobierno, no se puede mantener un discurso de antagonismo
en contra de la burguesía y la política norteamericana, y a la vez darse
besitos con ella. En el caso argentino, los poco más de 12 años en el poder no
cambió un ápice de la estructura económica argentina, todo lo contrario,
contribuyó a afianzar el poder de la oligarquía sobre el aparato económico
argentino, aunque también buscó y en cierta medida logró, una distribución más
equitativa de la riqueza en ese país, amén de contribuir a elevar el nivel de
vida de un importante número de argentinos, especialmente los de clase media,
que paradójicamente (aunque natural en ese sector social), fueron los que se
volcaron a votar desesperadamente por quien será su verdugo en los próximos
años.
Sin embargo, una serie de
medidas desacertadas en el campo económico, bajo un clima de presión
internacional por tratar de revertir los procesos de cambios en el continente,
así la timidez con que la dirigencia argentina pretendió hacerle frente a las
clases poderosas de ese país, amén de una guerra psicológica feroz a través de
los medios de comunicación, es en resumen, el cuadro que terminó de asegurar el
fracaso del actual gobierno en esas elecciones.
Este triunfo de la derecha
argentina representa un grave retroceso en el proceso de integración
latinoamericana, y como se asomó anteriormente, servirá de paraguas
publicitario a la derecha apátrida “venezolana” para demostrarle a los incautos
que creen en ella que “el cambio es posible”.
Por otro lado, aquí en
nuestro país, si la dirigencia que dice llamarse “bolivariana”, pretende hacer
a un lado su vista, cada vez que desde algún sector se le señalan, no solo la
espantosa corrupción que carcome la revolución desde dentro, sino la
ineficiencia, la soberbia y hasta el descaro que exhiben (hasta con orgullo)
algunos “hijos de Chávez” en el manejo de la administración pública, pues no
duden que el 6 de Diciembre, tendremos un montón de Macris celebrando su
victoria en buena parte de los circuitos electorales del país.
Mientras el presidente
Maduro siga llamando pelucón cobarde a Lorenzo Mendoza, para después verlos a
los dos sentaditos pelándose el dinero mutuamente y saboreando un cafecito
Venezuela (cortesía del ministro de alimentación Osorio, que no debe tener ni
idea del milagro que representa tener en casa tal producto para un mortal,
mientras él hace negocios con Uruguay por 300 millones de verdes….), perderemos
la poca credibilidad no en esta dirigencia que la ha malbaratado a niveles
alarmantes, sino en el proyecto político que creo que es lo único que nos
mantienen al lado de un gobierno que se muestra corrupto, genuflexo, timorato,
farsante y frente a su base popular, soberbio.
Mientras que sigan cayendo
presos por corrupción solo los pendejos y no hayan ministros, viceministros,
directores, GENERALES, tras las rejas, mientras la sundde siga cayéndonos a
mojones por VTV, de operativos que dejan como resultado el cartón de huevos a
1400 bolos o un paquete de galletas club social en 530 (como lo vi en Turmero
el Sábado), pues tendremos a una clase media, con el “comemierdismo in
extremis” esperando el 6D para votar por los macris que tenemos en la
oposición.
Mientras se siga haciendo
demagogia con la entrega de viviendas, de canaimas, de tablas para estudiantes,
de becas y pensiones, solo porque es una prebenda electoral chavista y no
exista un partido que eduque, que forme ideológicamente a nuestro pueblo, que
sea el primero en denunciar a los Iseas, los barrosos, los Andrades, los García
plazas, los temires porras que sobran en la administración pública y manejan a
su antojo la asignación de esos beneficios, pues solo debemos sentarnos a
esperar como la revolución se diluye en la absurda lógica electoral en la que
sus propios dirigentes la han llevado.
Afortunadamente y a
diferencia de la Argentina, me atrevo a asegurar que nuestro pueblo tiene un
ápice de conciencia superior al que permitió a muchos argentinos votar por la
derecha, sin embargo, mientras el cuadro político, económico y social de
Venezuela siga estando caracterizado por las características antes mencionadas
(y muchas otras que no alcancé a colocar), corremos el riesgo de que Venezuela
se parezca a Argentina…..
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