por:carta semanal- partido obrero socialista internacionalista-(posi)
A toda
prisa, con apenas cuatro meses de negociaciones, el gobierno Rajoy ha anunciado
su decisión de aumentar a 3.000 el número de militares estadounidenses en la
base de Morón de la Frontera.
El
17 de abril el Consejo de Ministros aprobó una nueva prórroga del despliegue de
unos 850 marines en Morón de la Frontera. Ahora, el pasado viernes, se
anunciaba que el Gobierno autorizaba un acuerdo de modificación del convenio
militar entre España y los Estados Unidos. El nuevo acuerdo supone transformar
Morón en una base permanente de despliegue de las fuerzas estadounidenses para
operaciones en África (hasta ahora sólo había una autorización provisional), y
permite una presencia permanente de hasta 2.200 militares, 500 civiles y 26
aeronaves en estas instalaciones. A esta presencia “permanente” se añade el
aumento de los niveles “temporales” de presencia de militares estadounidenses
en Morón, que también se incrementan en un máximo de 800 efectivos y 14
aeronaves adicionales. Es decir, 3.000 militares, 500 civiles y 40 aviones. Los
Estados Unidos quieren, entre otras cosas, garantizar el uso de la base 24
horas al día y todos los días de la semana. Así, los Estados Unidos integran e
implican totalmente a España en su estrategia de guerra contra los pueblos.
Esta importante presencia de “civiles” en el nuevo acuerdo no
deja de ser llamativa, cuando la plantilla española de la base de Morón ha
sufrido 240 despidos en tres expedientes de regulación de empleo consumados en
2010, 2013 y 2014 por la empresa norteamericana Vinnell-Brown & Root Spain,
concesionaria entonces de los servicios auxiliares de la base. El gobierno
Rajoy se ha desentendido de la petición del comité de empresa de la contrata de
que cualquier negociación sobre el futuro de la base tuviera en cuenta la
exigencia de readmisión de los trabajadores despedidos.
El
acuerdo anunciado por el Gobierno –que debe ser ratificado por las Cortes–
supone convertir a la base de Morón en el elemento principal de la acción
militar de los Estados Unidos en el norte de África. Morón, a menos de una hora
de vuelo de Argelia, que cuenta con copiosos recursos de hidrocarburos, dispone
de una de las pistas de despegue y aterrizaje más grandes de Europa, hasta el
punto de que la NASA la seleccionó como aeropuerto alternativo del programa de
transbordadores espaciales, y de una zona para almacenamiento de material y
aviones de más de 48,7 millones de m2. Ha sido utilizada en prácticamente todas
las intervenciones militares.
Con
este nuevo acuerdo, Morón se convertirá en un temible dispositivo de
intimidación y agresión a los pueblos de la zona (y a los gobiernos que se
muestren siquiera un poco “díscolos”). La intervención militar de los EEUU y la
OTAN ya ha destruido Libia, sumiéndola en el caos, y poniéndola en manos de los
yihadistas y de las mafias que explotan a los refugiados procedentes de los
países destrozados por las guerras, y desestabilizando toda la región.
Públicamente debaten nuevos bombardeos contra Libia para –dicen– destruir los
barcos de las mafias traficantes. Ahora quieren que desde suelo andaluz se
ejecuten nuevos planes de destrucción de las naciones, y de la propia
convivencia, en el norte de África.
Antes de que se tuerza
El
acuerdo anunciado por el Gobierno el viernes debía ser firmado casi de
inmediato por el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, y el
secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, que
había anunciado una visita express a España para el domingo-lunes. En el
curso de esta primera visita como jefe de la diplomacia estadounidense, Kerry
tenía previsto verse el domingo con García-Margallo y el lunes con el Rey y el
presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Ahora el accidente que ha sufrido Kerry
ha obligado a anular el viaje, pero las intenciones políticas (y las prisas del
imperialismo norteamericano) siguen en pie, hasta el punto de que han anunciado
que enviarán a otro alto mandatario a firmar el nuevo acuerdo cuanto antes
La
prensa no oculta que las prisas de Kerry se deben a los temores del gobierno
estadounidense de que el gobierno Rajoy no aguante en pie y de que un nuevo
gobierno tras las elecciones generales no autorizara este aumento de tropas.
Pero al mismo tiempo, la visita de Kerry a una semana de la debacle electoral
buscaba escenificar el apoyo del imperialismo norteamericano a la Monarquía y a
su papel internacional para mantener el orden mundial.
Ciertamente,
la descomposición del PP tras las elecciones municipales se acelera. A las
dimisiones anunciadas por varios “barones” regionales se suman nuevos
escándalos de corrupción, como la reciente detención del delegado del Gobierno
en la Comunidad Valenciana, Serafín Castellano, en una operación de la Fiscalía
Anticorrupción que investiga supuestas irregularidades en la adjudicación y
gestión de contratos para la extinción de incendios durante su etapa como
Consejero de Gobernación. El asunto Bárcenas ataca al núcleo central de
dirección, con la acusación de delito electoral y la fianza de 1,2 millones
exigida al propio PP por el juez. Aparecen, a la vez, las primeras críticas
abiertas de dirigentes a la política del Gobierno, como las de Juan Vicente
Herrera, presidente de Castilla y León, contra el ministro de Industria, a
quien acusa de mala gestión en la cuestión de las minas de carbón. Estas
críticas fueron ampliadas por el portavoz del gobierno de Castilla y León, José
Antonio de Santiago-Juárez, que pidió a Rajoy que destituya al ministro de
Industria, José Manuel Soria, y no en este caso por la crisis del carbón y su
repercusión en León, sino también por “haber destrozado al partido en
Canarias”.
En
esta situación, al imperialismo estadounidense no le bastan las promesas de
moderación de diversos dirigentes de los partidos “emergentes”, y prefiere ir a
lo seguro.
Cada día de Rajoy, un peligro
más
El
anuncio apresurado de la decisión del Gobierno de firmar el acuerdo con Kerry
pone de manifiesto el peligro que supone para el pueblo trabajador cada día de
continuidad del gobierno Rajoy, que si se le dejan unos meses más hasta
noviembre o diciembre puede hacer muchísimo daño. La ratificación del acuerdo
sobre Morón es una asignatura pendiente, forma parte de los deberes que Rajoy
propone a las Cortes para julio y agosto. La exigencia de elecciones
anticipadas que acaba de hacer pública la UGT en una resolución de su Comité
Confederal no puede ser más oportuna. ¿No deberían CCOO y las demás fuerzas
políticas y sociales que representan la voluntad de cambio de la inmensa
mayoría hacer suya esa exigencia y transformarla en una campaña política
inmediata?
Además,
el acuerdo que iban a firmar apresuradamente Margallo y Kerry ha de ser
ratificado en las Cortes. Por mucha mayoría que aún tenga Rajoy en esas Cortes,
esa posible ratificación se ha contra la voluntad expresada incluso en las
urnas de que Rajoy se vaya. El PP no tiene legitimidad democrática para atar el
país a unos acuerdos militares que vinculan España a los planes de guerra de
los Estados Unidos, pues ha sido reiteradamente derrotado, su partido
acorralado y rechazado por la corrupción. La inmensa mayoría quiere que Rajoy
se vaya ya y se convoquen elecciones. Por supuesto, los parlamentarios del PSOE
y de la Izquierda Plural, todos los parlamentarios que representan en esas
Cortes a los trabajadores, deben negarse a ratificar con sus votos ese acuerdo.
Pero, además, debe ponerse en marcha la más amplia campaña contra la
ratificación del acuerdo de ampliación de Morón.
No
basta con votar que no, hay que exigir que las organizaciones que dicen
representar a la clase obrera, sindicatos y partidos, deben tomar cartas en el
asunto. ¿No sería necesaria una movilización unitaria, con los partidos y
sindicatos de la clase obrera, el día de la votación para manifestar el rechazo
a esos acuerdos y para que efectivamente Rajoy deje de legislar y tomar
decisiones contra los trabajadores, la juventud y los destinos del país?
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