Publicado en la Carta
Semanal del Posi…… Maracaibo 11-2-2019
Este
domingo, El País publica
un largo artículo en el que explica cómo la administración de Donald Trump ha
organizado de principio a fin el golpe de estado de Venezuela. Lo que no quita
para que ese mismo periódico siga dando su pleno apoyo a la intentona golpista.
No están solos en esa tarea.
El Consejo de la Internacional Socialista
(IS), reunido el 28 y 29 de enero en Santo Domingo, ha hecho pública una
declaración sobre Venezuela en la que se reconocen los esfuerzos del líder
opositor de Venezuela Juan Guaidó “de
conducir una transición hacia la democracia, apoyada en la legítima Asamblea
Nacional”, y se añade que la única manera de avanzar es la
celebración urgente de nuevos comicios. Unas elecciones que, según el Consejo
de la IS, han de “ser
vigiladas por una nueva autoridad electoral plenamente independiente e
imparcial”.
El Consejo de la IS ha dicho que el
Parlamento, que preside Guaidó, que el pasado miércoles se proclamó presidente
interino de Venezuela, “es
el poder legítimo para conducir la transición democrática”. También
reiteró su posición de que el proceso electoral de mayo pasado, en la que
Nicolás Maduro logró un segundo mandato, “no contó con credibilidad democrática, ya que fue realizado
‘ilegalizando líderes y partidos políticos’, lo que obliga a la IS ‘a desconocer
dicho proceso, por ser contrario a las normas democráticas de competencia,
libertad y garantías’”.
En
efecto, en mayo de 2018, cuando se celebraron las elecciones presidenciales que
ganó Nicolás Maduro, la IS las declaró “ilegítimas”. ¿Cómo pueden declarar
ilegítimas unas elecciones a las que se presentaron varios partidos de la
llamada “oposición” de Venezuela, y en las que Maduro obtuvo el apoyo de un
porcentaje del censo electoral superior al que apoyó a Trump, a Macron y, por
supuesto, a Pedro Sánchez? Recordemos que poco antes de esa elección hubo una
mediación de Zapatero por la cual se llegó a un acuerdo sobre las elecciones,
pero al final se retiró la mayoría de candidatos de la “oposición”, por
presiones de los USA.
La
decisión de la Internacional “Socialista” supone, simple y llanamente, la
alineación de ese organismo internacional con las posiciones del gobierno de
Donald Trump, instigador y organizador del golpe de Estado que intenta llevar a
cabo Guaidó. No olvidemos que, en Venezuela, forman parte de la Internacional
Socialista tres partidos de la llamada “oposición”: Acción Democrática, Voluntad
Popular (al que pertenece Juan Guaidó) y Un Nuevo Tiempo.
Lo
que expresan los dirigentes de la IS está muy lejos, sin duda, de los deseos y
las opiniones de miles de sinceros militantes socialistas de Latinoamérica y de
todo el mundo, que se sienten, sin duda, mucho más próximos a lo que ha dicho
el dirigente del Partido Laborista de Gran Bretaña, Jeremy Corbyn (“El señor
Maduro sigue siendo el presidente del país. No apoyamos las interferencias
externas (…) pensamos que sólo el diálogo y una solución negociada pueden
permitir superar la crisis en Venezuela. El futuro de Venezuela es de los
venezolanos”).
Llueve
sobre mojado: el caracazo
Hemos
señalado antes que uno de los partidos que representa a la IS en Venezuela es
Acción Democrática. Ese partido gobernó el país durante muchos años, siendo
presidente del país su dirigente Carlos Andrés Pérez (CAP), que fue, a su vez,
vicepresidente de la Internacional Socialista
El
gobierno de CAP pidió en nombre de Venezuela los primeros prestamos al FMI,
pasando la deuda externa venezolana, durante su mandato, de 1.500 a 30.000
millones de dólares, un 66% del PIB de Venezuela[1].
Para hacer frente a esa situación, CAP emprende un plan de “liberalización” de
la economía venezolana, a base de privatizaciones, eliminación de subsidios a
bienes de primera necesidad, bajada de salarios y subida de precios que llevó a
la población a la miseria.
El
27 de febrero de 1989, la población, que no tenía ya ni para comer, se echó a
las calles con manifestaciones, motines, saqueo de los supermercados (llenos de
productos importados que no podían comprar), un levantamiento popular que fue
conocido como el “caracazo”. El gobierno de CAP respondió sacando al ejército a
la calle. Resultado: entre muertos y desaparecidos, 3.000. Decenas de miles de
heridos. En la “represión de Maduro” que tanta repugnancia provoca a los
dirigentes de la Internacional Socialista, se habla, según la propaganda de la
“oposición” de unos 40 muertos.
¿Qué
hizo en 1989 la IS ante los 3.000 muertos del caracazo? Pongamos
por ejemplo a Felipe González, entonces presidente del gobierno de España, que
hoy dice que Maduro “Es peor que un dictador, es un tirano
arbitrario”, y ha sido de los primeros en pedir a Pedro Sánchez que
reconozca al golpista Guaidó como presidente de Venezuela. Felipe no montó,
precisamente, en cólera por el ametrallamiento impune de civiles que ejercían
su derecho a manifestarse. Por el contrario, sólo dos días después del caracazo,
cuando todavía los muertos estaban frescos, llamó a su amigo Carlos Andrés
Pérez y le ofreció un préstamo inmediato de 600 millones de dólares, “para
ayudarle en estos críticos momentos”. Nada de sanciones. CAP era entonces
vicepresidente de la Internacional “Socialista”, que lo consideraba un “demócrata
a carta cabal”.
La
relación de Felipe González con CAP y con Venezuela no se quedó ahí. En 1984,
Galerías Preciados fue vendida al multimillonario venezolano y también amigo
del tándem Pérez-González, Gustavo Cisneros, por 1.500 millones de ptas., de
los que finalmente sólo tuvo que pagar 750. Cinco años después, en 1988,
Cisneros vendió Galerías Preciados al grupo británico Mountleigh por la
friolera de 30.600 millones. Todo un fabuloso negocio.
La
IS, enemiga de la revolución venezolana desde el principio
La
Internacional Socialista y su representante en Venezuela, Acción Democrática,
se opusieron a los gobiernos de Hugo Chávez desde el primer momento. Ya en el
año 2000, apenas seis meses después de la primera victoria electoral de Chávez,
la SICLAC (Comité de la IS para América Latina y el Caribe, creado en 1980),
mostraba su desaprobación por el “enfrentamiento del gobierno de Venezuela con
las instituciones”. Poco antes del golpe de Estado contra Chávez en 2002,
Acción Democrática pedía en la Asamblea Nacional de Venezuela “designar una
junta médica que pruebe la incapacidad mental del presidente”. Cuando se
produjo el golpe, la SICLAC manifestó su apoyo a Acción Democrática, uno de los
principales actores movilizadores en pro del quiebro constitucional.
El
gobierno de Pedro Sánchez, después de que el embajador USA llamara a Borrell,
decidió “reconocer” a Guaidó y dio un plazo de ocho días a Maduro para que se
sometiera a las condiciones dictadas por Trump y convocara elecciones.
Cualquier socialista, cualquier demócrata, se pregunta con razón con qué
desfachatez Sánchez, como otros gobiernos europeos, “deciden” sobre lo que deben
hacer otros pueblos, pueblos, además, que han sufrido y sufren el expolio de
las multinacionales españolas.
Ayer
decían que Trump era de extrema derecha. Hoy, al parecer, es el “defensor de la
democracia”… en Venezuela (aunque no en Arabia Saudí), tanto es así que el
secretario de Seguridad de los EE.UU., John Bolton, se ha permitido declarar
que van a enviar a Maduro a Guantánamo.
Es
indignante. Ningún trabajador o demócrata, sea de la posición que sea, puede
permitir una nueva Libia en Venezuela. Ninguna organización que se declare
democrática puede aceptarlo.
Compartimos
con millones de socialistas de todo el mundo la indignación por el servilismo
de los dirigentes de la IS ante Donald Trump, y su apoyo al derecho del pueblo
de Venezuela a decidir libremente su futuro sin injerencias del imperialismo y
de sus esbirros internos. Por nuestra parte, damos pleno apoyo a la campaña que
ha lanzado el Acuerdo Internacional de los Trabajadores contra la injerencia
imperialista, de la que el gobierno español tristemente participa.
[1] En 2018, y
debido a la política de los distintos gobiernos chavistas de respetar
religiosamente los pagos de la deuda, había pasado a 103.000 millones de $
(4000 $ por habitante).
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